A lo largo del año hay varios momentos señalados para los niños, como su cumpleaños o la celebración de los Reyes Magos. Son momentos en los que los niños reciben regalos, especialmente juguetes. En esas fechas hay adultos que se cuestionan si son necesarios los juguetes y prefieren para los niños “algo útil”. En esas fechas significativas los más pequeños a veces reciben tantos juguetes que se pierde la esencia e importancia que tiene el juego para ellos. Por eso creo que es necesario saber ¿Por qué juegan los niños?
Ha habido muchos autores que han escrito sobre el juego en los niños, pero uno en concreto contestó de forma clara a esa misma pregunta. Ese fue Winnicott, pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés. Él mismo recogía algunas de esas razones en su artículo de 1942 “¿Por qué juegan los niños?”.
Las razones por la que juegan los niños según Winnicott:
– El placer. Los niños juegan porque les gusta. Para ellos es una actividad placentera en sí misma. Sobre el papel del adulto reconocía que le podía proporcionar materiales e ideas para jugar “pero parece más conveniente ofrecer de menos y no de más… los niños son capaces de encontrar objetos e inventar juegos con mucha facilidad y disfrutan de hacerlo”.
– La expresión de la agresión. El hecho de que los niños expresen odio y agresividad durante el juego y no en el momento mismo del enfado es positivo. Expresan enfado bajo la forma de juego y lo hacen en un ambiente que no le va a devolver odio y violencia. “Un buen ambiente debe ser capaz de tolerar los sentimientos agresivos, siempre y cuando se los exprese en forma más o menos agradable”.
– El control de la ansiedad. Reconoce el autor que es más sencillo entender que los niños juegan por placer que por controlar la ansiedad, pero esta idea ayuda a entender las reacciones de los niños cuando se les pide que dejen de jugar. “Si el juego sirve para controlar la ansiedad, no podemos impedirles que lo hagan sin provocar angustia”.
– La adquisición de experiencia. “Así como la personalidad de los adultos se desarrolla a través de su experiencia en el vivir, del mismo modo la de los niños se desarrolla a través de su propio juego, y de las invenciones relativas al juego de otros niños y de los adultos”.
– Establecer contactos sociales. “El juego proporciona una organización para iniciar relaciones emocionales y permite así que se desarrollen contactos sociales”.
– Integrar la personalidad. Es a través del juego que el niño intenta unir las experiencias que tiene en su día a día con las vivencias internas que le producen. Así el niño va formando su personalidad.
– Comunicación con la gente. El niño a través de su juego muestra algo íntimo y personal. Con el juego puede mostrar cómo vive su mundo interno y el externo y por ello se utiliza de forma privilegiada en la terapia con niños.
Jugar es vivir
Para que un niño juegue necesita un tiempo para jugar, un lugar donde jugar y unos objetos con los que jugar, los juguetes. Los juguetes pueden ser cualquier objeto que el niño usa de diferentes maneras según su imaginación. También necesita de alguien que juegue con él. Necesita de alguien que le introduzca en esa actividad. Esa primera persona será quien le cuida cuando es un bebé y quien con pequeños gestos le irá presentando el juego y el placer que le acompaña. Luego podrá jugar con otros niños o incluso solo. Si no hay una primera persona que juega con él, habrá un niño que no jugará. Cuando un niño no juega se detiene su desarrollo como persona. Eso es lo que hace al juego de los niños ser una actividad tan importante de la que no se les debería privar. Como dice Winnicott “el juego es la prueba continua de la capacidad creadora, que significa estar vivo”.